En el marco legal, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, define los aspectos fundamentales en relación a los Planes de Igualdad. El plan de igualdad fijará los objetivos concretos de equidad a alcanzar, las estrategias y prácticas a adoptar para su consecución, así como el establecimiento de sistemas eficaces de seguimiento y evaluación de las metas fijadas.
El Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, redujo de 250 a 50 el número de personas en plantilla para la obligatoriedad de elaborar e implantar un plan de igualdad. Esta novedad se ha ido integrando de forma progresiva:
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- Desde el 7 de marzo de 2020, lo deben tener todas las empresas con más de 150 personas en plantilla.
- Desde el 7 de marzo de 2021, lo deben tener todas las empresas con más de 100 personas en plantilla.
- Desde el 7 de marzo de 2022, lo deberán tener todas las empresas de 50 a 100 personas en plantilla.
El plan de igualdad continúa siendo obligatorio:
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- Cuando lo establezca el convenio colectivo de aplicación, independientemente del número de personas en plantilla.
- Cuando lo acuerde la autoridad laboral en un procedimiento sancionador.
El resto de empresas no obligadas a tenerlo pueden contar con un plan de igualdad de forma voluntaria.
¿Qué es?
Los Planes de Igualdad son un conjunto sistemático de medidas valorables, adoptadas por una organización para eliminar o disminuir barreras que dificulten la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, eliminando la discriminación por razón de sexo.
¿Para qué sirve?
Tener un Plan de Igualdad en tu empresa no es sólo cuestión de obligatoriedad. Sino que además:
- Con las contribuciones de la plantilla consigues que la empresa trabaje más y mejor.
- Logras una diferenciación con respecto a otras empresas.
- Crece la colaboración, involucración y motivación de toda la plantilla al formar parte activa del proceso y aportar soluciones innovadoras.
- Obtiene un reconocimiento; la compañía hace las cosas de una manera idónea y no existe discriminación por sexo.
¿Qué ventajas aporta?
- Disminución de costes asociados a la discriminación de género.
- Reducción del absentismo laboral.
- Mejora el clima laboral.
- Evita sanciones por incumplimiento legal.
- Se consigue la confianza de los empleados.
- Mejora la imagen de la empresa.
- Aumenta la dedicación y productividad.
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